Capítulo 04.
Advertencia: se hace mención de abuso sexual (no explícito).
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Los días pasaron, Jimin iba tomando, poco a poco, más confianza con la pareja. Jin se encargaba de él, convirtiéndose en su enfermero personal, ayudándole a curar sus heridas, o poner cremas en los lugares que a él se le dificultaba.
En ocasiones Jimin se sintió abrumado por la atención y el cuidado que le brindaba, no estaba acostumbrado a que se preocuparan por él, pero estaba muy agradecido.
De inmediato conectó con Jin, el omega lo trataba con mucho cariño, tenía una gran energía; era muy lindo, comprensivo y sumamente amable.
Al segundo día de llegar al hogar de Yongsun y Jin, el omega se quedó acompañándolo para que no se sintiera abrumado con el gran cambio, el omega dijo que le encantaba su cabello, así que Jin fue a buscar algunas cremas y las aplicó sobre su cabello formando pequeños bucles.
—Eres muy lindo, Jimin.
Sonrojado, Jimin desvió la mirada, Jin era una persona muy cariñosa, sabia en que preciso momento hablar o ayudarle, apreciaba mucho los detalles que tenía con él.
Jin le contó muchas cosas de su vida para que Jimin no se sintiera como un extraño, rápidamente el omega le tomó cariño, parecían amigos desde hace mucho tiempo.
Una tarde le dijo a Jimin que tendrían un momento de amigos, preparó algunos implementos y puso una mascarilla para ayudar a su piel. Le obsequió otras cremas y algunos perfumes, pidió comida y vieron una película.
Justo estaban en la sala con el rostro con una crema verdosa, bandanas en su cabeza reteniendo su cabello y en bata. Al principio, Jin supuso que Jimin se negaría, pero al verlo interesado en todos los productos sonrió.
Poco a poco, Jimin fue recuperándose, las heridas ya casi se encontraban curadas, al menos, las externas. En ocasiones olvidaba todo, Jin se encargaba de distraerlo para que no volviera a los agrios recuerdos y más cuando los tenía en la piel.
Para Jimin era difícil verse en un espejo, desde hace mucho tiempo, no lo hacía.
Un día, después de tomar una ducha, limpió el espejo que estaba empañado por el vapor del agua caliente, en ocasiones perdía la noción del tiempo cuando estaba debajo de la lluvia artificial, solo la sentía correr por su piel esperando que todos los toques sucios y heridas se lavaran.
Se vio así mismo, pasando su mano por los costados de su cuerpo, de pronto algunos recuerdos llegaron a su mente, mientras tocaba cada cicatriz, cada herida. Cada una de ellas tenía una historia y no eran historias de bonitos recuerdos, como esas cuando te caes de la bicicleta porque tu padre te enseña a usarla, o algún golpe por saltar o un raspón por jugar con amigos.
No, las suyas eran marcas de un inexistente amor fallido, desprecios y humillaciones.
Odiaba sus cicatrices, eran un recuerdo constante de lo sufrido, del dolor y la culpa, es por eso que siempre usaba sudaderas holgados para que cubrieran sus brazos, no era lindo saber que las tenía y además verlas cada día.
Jin le decía que todas esas marcas no lo hacían quien era, sino que quien sería a partir de ellas.
Suspiró, con cuidado tomó la pomada para ponerla sobre cada una de ellas, al terminar giró la cabeza para no verse, no era tan valiente. Aún tenía un ojo rojo a causa de los golpes, ha sido difícil que vuelva a su estado, pero los cambios se notan.
Pensativo se pregunta: ¿qué hubiese sido de él si los policías no llegaban? Tenía pesadillas recurrentes donde Dongwoo aparecía y se lo llevaba. A pesar de todos sus gritos, nadie era capaz de escucharlo. Sacudió la cabeza para ahuyentar los malos pensamientos, tomó los medicamentos que debía ingerir para seguir mejorando, al terminar de vestirse salió en búsqueda de Jin.
Le era difícil el día a día, pero no imposible, se dispuso a mejorar, se lo debía a él mismo y a Hoseok. Jimin guardaba mucho, pero intentaba mantenerse fuerte, aunque su cuerpo se sintiera débil. En ocasiones sentía vivir como en un estado de piloto automático; sin embargo, Jin o Yongsun aparecían para traerlo de vuelta.
En el hogar de la pareja, las cosas iban muy bien, quiso ayudar en la gran casa por agradecimiento, pero no se lo permitieron, porque aparte de que Jimin aún no estaba bien del todo, tenían personas que se ocupaban de mantener en orden y limpia la casa. Esto hacía que Jimin, se sintiera un poco inútil.
En un par de ocasiones les había contado cosas por las que había pasado y ellos le hacían saber en todo momento, lo fuerte y valiente que era, Jimin pensaba que jugaba un buen papel al fingir que todo iba bien en ese aspecto de su vida.
¡Ja, hipócrita! Aún no había hablado de Jaesung y sobre todo, seguía manteniendo en secreto de que, en realidad, era un omega y no un beta, como ellos creían... Al final ya ni él mismo sabía quién era.
Por su parte, Yongsun y Jin lograban escuchar su silencioso dolor, el deseo de gritar por alivio, su semblante era triste, no estaba del todo bien y ellos lo sabían, pero algo en Jimin vibraba por reverdecer y emerger de las tierras áridas de su vida.
Jin por alguna razón entendía que el dolor que Jimin cargaba era más de lo que ellos imaginaban, era similar una de esas rosas de su jardín que al cumplir sus días y al intentar tocarlas se desarmaban en sus manos.
Y es que parecía un revuelo de emociones, algunas veces se veía fuerte, otras veces la timidez le ganaba y otras simplemente parecía perderse en sus pensamientos. La verdad era que Jimin ya no vivía, él solamente sobrevivía.
Jin le había sugerido, en muchas ocasiones, tomar terapias, pero este le decía que no se sentía preparado aún para remover todo su pasado; sin embargo, prometió pensarlo y hacerlo lo antes posible.
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Una mañana, Jimin se encontraba ayudando a una beta encargada de limpiar, Jin trabajaba en su consultorio y Yongsun se encontraba en la estación de policías, había estado caminando por el pasillo limpiando y no se había dado cuenta de los cuadros que estaban colgados, eran preciosos.
Jimin se quedó ido viendo uno en especial, una pintura de mariposas y como un relámpago partiendo el cielo tormentoso, el recuerdo llegó.
"Se encontraba en el patio de aquella casa, se había escapado con Jaesung, ya que al pequeño le encantaba jugar en las hojas que caían de los árboles, estaba aprendiendo a caminar, sus pasos eran cortos, pero seguros, el cachorro se emocionaba al ver a su mami mostraba una gran sonrisa en el rostro.
—Amiiii amm mam mam —gritó el pequeño, extrañado. Jimin lo tomó en sus brazos y le dio un beso en su regordeta mejilla, el cachorro señalaba algo y su mami vio que era una pequeña mariposa.
—Oh mi amor, no tienes que temerle, eso es una mariposa, son muy lindas, mira —la tomó con sumo cuidado y dejó que el pequeño la viera de cerca.
—¿Poza? —el cachorro preguntó y es que el pequeño, al intentar hablar, emitía el sonido de la S como Z y eso era muy tierno.
—Si cielo, es una mariposa —sonrió besando su pequeña nariz.
—Mmpoza —canturreó alegre, intentando perseguirlas, Jimin suspiró lleno de amor por la ternura que le causaba su bebé.
Siguió a Jaesung quien recogía algunas hojas y se las daba como obsequio a su mami —Gracias, amor, eres muy lindo —lo besó en repetidas ocasiones, provocando muchas risas en el cachorro."
—¿Es muy lindo, no crees? —una voz se escuchó a sus espaldas, Jimin parpadeó y volvió a la realidad, dando un pequeño brinco, se encontraba apenado, pues no sabía que Jin estaba a su lado.
—Lo es, es muy lindo —Jin se acercó notando a Jimin intentando esbozar una casi imperceptible sonrisa al ver la pintura.
—El hermano de Yongsun la pintó, es una de sus cosas favoritas, es muy bueno, algún día lo conocerás —Jimin se tensó por un instante y Jin lo notó—. No te preocupes Jimin, es una buena persona y de confianza, Yongsun lo ama mucho y yo pues... no, pero es especial —susurró encogiéndose de hombros intentando bromear.
Justo en ese instante Yongsun entró a la casa encontrándose con muchas plantas en la entrada, buscó a su esposo y al no divisarlo lo llamó, pero Jin no salió, la alfa caminó siguiendo su aroma.
—Omega, ¿por qué hay una selva en la entrada? —la alfa se asombró notando todas diferentes plantitas que había regadas por todos lados.
Jin caminó hasta la entrada, preparado para defender a sus plantas —¡Alfa, no seas tan exagerada!, ¿no recuerdas? Tú misma las pediste —acusó en tono pícaro.
—Eso no es cierto Jin —Yongsun entornó los ojos.
—Claro que sí, tú nunca te acuerdas de nada —se defendió caminando para ir hasta sus brazos.
—Algún día me vas a volver loca omega —habló abrazándolo por la cintura.
—¡No! ¡Eso sí que no! Tú ya venías loca cuando te conocí, así que no me culpes.
—Omega insolente... —Yongsun tomó a Jin acariciando sus mejillas y le dio un lindo y tierno beso.
Jimin veía todas esas muestras de cariño con mucha admiración y ternura, ellos realmente eran una muy linda pareja, ¿entonces era así como el cariño, confianza y respeto lucían? Vaya...
Jin se removió en los brazos de la alfa —Sun, le estaba contando a Jimin que tu hermano es el que hace esas pinturas.
—Sí, mi hermano es muy bueno —Yongsun sonrió con cariño—. Por cierto, debemos preparar su habitación, falta poco para su llegada.
—¿Qué? ¿Cómo que Jungkook viene?, no me habías dicho nada —Jin habló, levantando las manos en un ademán exagerado.
—De eso les quería hablar —ella dirigió su atención a Jimin—. ¿No te molesta que Jin escuche lo que tengo que decir o prefieres hablar a solas?
—No, claro que no, prefiero que me acompañe. Eso sí, a él no le molesta —Jin se emocionó por la respuesta de Jimin, eso significaba que le estaba tomando más confianza.
Había estado preocupado por él, no hablaba mucho y su recuperación era algo lenta, pues este se negaba a comer en muchas ocasiones, en otras se quedaba ido, perdido en algún punto fijo de la casa y lo que más le dolía a Jin era cuando Jimin se asustaba por cualquier situación a su alrededor.
La nutrióloga que le atendía, le había pedido mucha paciencia, pues no podían atiborrar de comida a Jimin, ya que por mucho tiempo, le habían prohibido comer y su cuerpo se fue acostumbrando a las pocas raciones que le proporcionaban o a las pocas cosas que Hoseok le daba a escondidas.
Jin estaba triste por todo, no entendía que clase de alfa podía hacerle eso a alguien tan bello como Jimin, no quería ni imaginar la clase de tortura que había vivido estando encerrado, maltratado y herido.
Al final podía imaginárselo sufrido viéndole las marcas por todo el cuerpo, pero, aún así, sabía que todo era peor de lo que él, se podía imaginar. Un par de noches él mismo necesitó confort de Yongsun, era demasiado.
Yongsun los guió a la sala principal y se sentó en uno de los sillones, seguida por Jin, ambos esperaban a que Jimin tomara asiento, pero este se había quedado parado con la cabeza gacha al lado de ellos.
Yongsun se quedó viendo a Jin algo extrañada, el omega carraspeó dirigiéndose al ojiverde, quien se veía nervioso.
—¿Jimin?
—¿Sí?
—Querido, ¿por qué no tomas asiento?
—Lo siento, estaba esperando que... bueno, que tú... —Jin entendió la situación. Jimin esperaba una orden para hacerlo.
—Cielo, yo no tengo ningún mandato sobre ti, no esperes que te ordenemos para hacer algo. Aquí eres libre de salir al jardín o de ir a donde tú desees y no tienes que pedir permiso para nada, ¿está bien?
—Jin tiene razón, Jimin —completó Yongsun—, siente la libertad de hacer lo que desees, ahora esta también es tu casa y lo que más queremos es que te sientas seguro en ella.
Jimin saboreó esas palabras, nunca nadie le había dicho esas cosas, pero no podía hacer nada, él no sabía cómo actuar sin algún mandato, Jin hasta en ese entonces se percató que Jimin nunca se ha sentado con ellos en la sala principal.
Cada día Jimin se metía a la ducha con la esperanza de que el jabón y el agua se llevara todo aquello que lo dañó, en ocasiones se sentía fuera de lugar, alguien tan manchado como él no merecía tener un espacio en ese hogar, temía corromperlos con su impureza.
Jimin no sabía que era eso de volar sobre las alas de la libertad, siempre fue cautivo y prisionero de la crueldad disfrazada con sonrisas y promesas falsas.
Fijó su mirada por un rato en ellos y en el sillón frente a él, ¿realmente merecía tomar ese lugar? ¿No estaría manchando algo tan limpio con sus inmundicias?
Y es que en ocasiones tenía esos arranques de inseguridad y temor, lo que lograba avanzar en ocasiones, era tapado tal cual como nubes grises ocultando el sol.
Jin ahuyentó sus pensamientos cuando, con una extrema delicadeza, tomó la mano, su mano y lo guió para que se sentara frente a ellos, Yongsun le regaló una sonrisa diciéndole todo en un solo gesto.
—Tranquilo Jimin, ya te acostumbrarás, solo recuerda que ya no estás en aquel horrible lugar —el omega le confortó.
—Está bien, muchas gracias —tomó asiento suspirando.
—Muy bien Jimin, tengo información sobre el caso de Dongwoo. ¿Recuerdas que te había mencionado al teniente Min?
—Sí.
—Bien, hoy se organizó una junta en la oficina para hablar de los avances que hemos obtenido, para recolectar las declaraciones de los trabajadores y así poder adjuntarlas al caso que ya teníamos —la alfa, explicó.
—Espera Yongsun, ¿qué tiene que ver Jungkook aquí? —Jin se entrometió.
—Jin, no seas impaciente espera un poco amor —le vio con cariño.
—Está bien...
Yongsun tomó aire —Como decía, se está armando un caso fuerte, Jimin, hay cosas que tú no sabes. Dongwoo, una de las piezas más importante en una amplia red de trata de omegas y distribución de drogas, la casa donde te encontrabas era el panal céntrico que movilizaba todas sus atrocidades.
—Yo... Yo no sabía que fuera algo tan grande —balbuceó, sorprendido, tenía entendido que Dongwoo hacía cosas ilícitas, pero nunca se imaginó que eran de esa magnitud.
Jin estaba asustado con toda la información y notó a Jimin algo alterado con todo lo que la alfa relataba.
Se acercó pasando su mano y acariciar un poco su espalda —Tranquilo, ese animal tendrá su merecido, tenlo por seguro, ¿tú sabías algo de todo esto?
—No, es decir, sí... Bueno, solo escuché algo de drogas, pero no estoy seguro, siempre me mantenía lejos, además en una sola ocasión, nunca me imaginé... —hizo silencio al fijarse lo que iba a contar.
—En una ocasión... ¿Qué Jimin?, ¿qué pasó? —la alfa preguntó.
Se mordió los labios, bajó la mirada y empezó a jugar con sus manos, se sintió un tanto nervioso.
—Jimin... —Jin llamó—. Tranquilo, confía en nosotros, no te vamos a juzgar, sabes que puedes contarnos lo que sea. Es tu decisión, puedes decirnos ahora o más tarde como te sientas mejor.
Dio un fuerte suspiro y por primera vez iba a abrir un poquito su corazón. Su voz se quebró al querer hablar, así que guardó silencio y respiró profundamente, sus mejillas estaban rojas y con algunas lágrimas.
Se quedaron callados y le dieron el tiempo que Jimin necesitaba, era la primera vez que decía algo con respecto a su estancia en ese lugar.
—Yo era su pareja, pero parecía su saco de boxeo —relató con un toque de vergüenza al decir esas palabras, negó con la cabeza sintiendo de pronto algunas náuseas—. Cuando lo conocí pensé que mi vida sería diferente. Mi madre murió cuando era niño, no tenía a nadie, crecí solo. El día que él llegó a mi vida y pensé que todo estaría bien. Dongwoo mintió y yo caí como un tonto en su red.
Jimin se cubrió el rostro con ambas manos, con la voz entrecortada continuó: —Juro que no podía hacer nada, intenté huir en muchas ocasiones, pero era imposible.
Hablaba muy bajo y la tristeza inundó aquel lugar —Solo supuse que por primera vez en la vida tendría algo bueno y lindo, pero qué equivocado estaba.
Jin carraspeó en un fallido intento de ahuyentar el mal sabor de boca, su olor se tornó triste —Tranquilo, todo está bien. No tenías culpa de nada, corazón —Yongsun le tendió un pañuelo.
—Me golpeaba cuando se le antojaba, me dejaba sin comer y me denigraba de formas que nunca imaginé que existieran. Todo estaba muy protegido, a donde yo viera había vigías.
Yongsun asintió, el día del rescate había muchos guardias custodiando la casa y alfas vigías en las afueras.
Jimin sorbió su nariz y limpió un poco sus lágrimas, dejando escapar la nueva tormenta que había inundado su pobre corazón, según él ya no había más lágrimas por derramar.
Se quedó viendo a la nada por unos momentos, la pareja pensó que ya no hablaría más, Jin vio a Yongsun, estaba a punto de ir a su lado, pero le interrumpió la voz del ojiverde, así que el omega se quedó junto a su alfa.
—Él me vendió... —Jin apretó fuerte la mano de su esposa transmitiéndole por el lazo, tristeza y una gran impotencia, la pareja no dijo nada respetando el tiempo para que Jimin continuara—. Ya me había amenazado, prometió hacerlo y lo cumplió, me hicieron mucho daño pensando que ya no me iba a levantar después de eso —guardó silencio unos segundos e inhaló una torrente de aire que se sintió como si congelara los pulmones.
Yongsun y Jin continuaban en silencio con el pecho apretado, escuchando cada palabra.
—El alfa estaba en celo y fue algo salvaje, dolió mucho —luego de unos momentos pensó en Jaesung. Jin lloraba en silencio—. Fui llevado al infierno, rogué tanto por morir, intenté morir y también vivir, pero Dongwoo repetía que él era dueño de mi vida, que él decidiría y a pesar de todo sigo aquí —levantó los hombros sin gracia.
—Dioses, Jimin... —Jin se encontraba deshecho.
Jimin dio un fuerte suspiro —A pesar de todo, nada se compara con el dolor que te arranquen el corazón y lo vuelvan cenizas —habló refiriéndose a su pequeño cachorro.
Yongsun y Jin caminaron hasta quedar uno de cada lado, lo abrazaron sin decir palabra alguna, dieron el tiempo a que Jimin se tranquilizara y hablaron.
—Eres tan hermosamente fuerte, una persona maravillosa y te prometo que haremos hasta lo imposible para ayudarte a olvidar todo lo que viviste y puedas ser feliz de nuevo —el omega se abrazó a él intentando transmitirle seguridad.
—Estoy de acuerdo con Jin, Jimin, ahora nos tienes a nosotros, todo estará bien —sonrió cálida.
Nuevamente, Jimin sucumbió ante sus pensamientos. ¿Era eso posible? Por la forma en que hablaban, veía verdad en sus palabras, tres personas se interesaron por él, era más de lo que un día esperó.
Pero... ¿En realidad había la posibilidad que alguien se arriesgara a rescatar la barquilla donde se encontraba navegando hace tiempo? Ese impetuoso mar le quitó hasta el último rastro de esperanza y alegría, las olas lo arrastraban de un lado a otro sin rumbo fijo, la tormenta iba incrementándose desde aquel día que su pequeño rayito de luz había desaparecido tras esas nubes grises.
—Todo estará bien querido, todo estará bien —Jin continuó.
—Eso espero, sueño con volver a ver a Hoseok, dondequiera que esté solo deseo que se encuentre bien. Quisiera hacer algo así como él lo dio todo para ayudarme.
—No te preocupes Jimin, Yoongi hace lo imposible para traerlo de vuelta —Jin sonrió intentando dar esperanza.
Yongsun carraspeó llamando su atención —Muy bien Jimin, necesito decirte algo, pero, ¿crees poder seguir con esto ahora o esperamos hasta mañana? —Jin veía con orgullo a su alfa, era tan compresiva, había desarrollado un lindo afecto por Jimin al igual que él.
—Gracias podemos seguir hablando ahora, si es necesario, odio hablar de esto.
—Bien, el teniente Min me ha pedido que te pregunte si estarías dispuesto a hablar con él, han pasado unos días y si tú te sientes seguro, podríamos pedirle que venga a casa, así no tienes que salir de aquí, ninguna de las declaraciones ha servido de mucho, al parecer ninguno tenía contacto como tú con Dongwoo, era un prestamista y muchos de ellos se encontraban en la casa pagando una fuerte deuda.
—Está bien —nervioso empezó a morderse el labio inferior—. Puedes decirle que venga, necesito saber qué ha pasado con Hoseok.
—Lamento informarte que no sabemos nada de él aún, pero Min se encarga personalmente de buscarlo, es clave importante igual que tú —Jimin no respondió nada más, así que Yongsun continuó hablando—. Hace rato, te decía que esto es una gran red y Dongwoo la cabeza detrás de todo, así está la situación... —Jin interrumpió al notar que Jimin estaba a punto de destrozarse el labio de tanto morderlo.
—Iré por unas galletas y algo de café, así nos relajamos un poco mientras hablamos —sonrió comprensivo.
—Gracias, omega —la alfa agradeció.
Jimin suspiró algo nervioso, él no bebía café. Huía a su aroma, tragó nervioso. Yongsun intentó distraerlo hablando de lo que han logrado en el caso, eso pareció funcionar hasta que Jin regresó minutos después con una bandeja de galletas y unas tazas con té.
Jimin se quedó viendo con alivio y el omega le guiñó el ojo —Me di cuenta de que el café no es de tu agrado, así que traje algo de té.
—Gracias.
—Y bien, cuéntanos alfa —dijo luego de dejar la bandeja sobre la mesita del centro.
—Dongwoo era el más grande aliado de uno de los más poderosos traficantes de omegas de toda Corea, mi hermano era el encargado de esa investigación fuera de Seúl logrando desmantelar y atrapar a los alfas, lo que sabemos es que Dongwoo acabó con la vida de Nicolás otro de los más grandes aliados, quedando el cómo la abeja reina de todo.
—¡Espera! Por eso Jungkook está implicado, ¿verdad? —el castaño canturreó emocionado.
—Exacto, Jungkook será transferido a una de nuestras oficinas para apoyarnos y poder destruir toda la red, si él cae todos se vendrán abajo, así como un juego de dominó.
—Es por eso que había mucha tensión en ese lugar, lo estaban buscando y Dongwoo estaba preocupado —Jimin comentó recordando los últimos días.
—Imagino que sí, esto es más grande de lo que creíamos y es por ese caso que mi hermano vendrá a apoyarnos, él es un Oficial Detective de alto rango en toda Corea, ha liderado muchas misiones con total éxito, siendo también el Comandante General de las Fuerzas Especiales contra la trata y distribución de sustancias ilícitas, sin mencionar que es el mejor alfa rastreador que cualquier agencia ha podido ver. Tiene muchos méritos y titulaciones en varias áreas.
—Oh, sí, mi cuñado es muy poderoso Jimin, ellos le van a patear las bolas a ese alfa —Jin aplaude emocionado.
—Omega por Saturno, ¿qué cosas dices? —Yongsun sonrió.
—¿Qué? Eso es cierto, Yongsun, Jungkook es una bestia y arranca cabezas cuando se trata de su trabajo —sentenció el omega.
—Vas a asustar a Jimin, Jin —la alfa reprendió.
El omega se dio cuenta de su error y rápidamente trató de enmendarlo —Oh, no amigo, no tienes que temer, Jungkook es imponente, rudo y arrastra lo que esté frente a él cuando de criminales se trata, pero con su familia en un terroncito de azúcar.
Por alguna extraña razón, Jimin se sintió tranquilo con todo lo que Jin relató sobre el hermano de Yongsun. A medida que escuchaba su corazón empezó a palpitar frenéticamente, ¿será la emoción? O esperanza de volver a ver a Hoseok.
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